La rosácea













¿Alguna vez escuchaste hablar de la rosácea?

La rosácea es una enfermedad inflamatoria y crónica de la piel del rostro, particularmente molesta, y a veces desfavorecedora. Como toda enfermedad, el diagnóstico y el tratamiento precoces permiten controlar el avance de los síntomas de la misma.

¿Cuáles son las causas?

Se trata de una enfermedad de origen vascular debida a trastornos de la circualción sanguínea en el rostro. También puede deberse a una predisposición genética de la persona que la sufre.
Los factores medioambientales favorecen su aparición y desarrollo, en particular, el sol , el frío y el viento. También influyen desfavorablemente los ejercícios físicos intensos y prolongados. Hay otros factores, como el tabaco, los alimentos picantes y el alcohol que pueden agravar la rosácea cuando se tiene una piel predispuesta a sufrirla.

¿Quienes la sufren?

La rosácea puede manifestarse a partir de los 25 años y afecta particularmente a las mujeres de piel clara, cabellos rubios y ojos azules. El pico más alto de la enfermedad se produce entre los 40 y los 50 años.
En sus primeras manifestaciones aparecen rojeces intensas y transitorias en la nariz y los pómulos y van acompañadas de sensaciones de picazón y calor.
Con el tiempo si no se tratan, éstas rojeces pueden volverse permanentes y evolucionar hacia otras etapas más delicadas de la enfermedad.
Cada fase de la enfermedad tiene su terapia específica. El tratamiento se basa en productos de aplicación tópica (emulsión, crema, gel) o ingeridos por vía oral y puede ser completado con sesiones de láser o electrocoagulación.

¿Es contagiosa?

La rosácea no es una afección infecciosa y por consiguiente, no es necesario tomar precauciones particulares para evitarla.

¿Influye el estrés en la rosácea?

El estrés es la causa de muchas enfermedades de la piel, y entre ellas la rosácea. No cabe duda de que existe una relación muy estrecha entre la piel y el sistema nervioso. Sin embargo, el estrés no es determinante en ésta afección. Tienen más peso determinadas condiciones climáticas, la predisposición genética y los trastornos vasculares. El estrés sí puede agravar la rosácea aunque no sea un principal factor desencadenante.

Situaciones que posiblemente agraven los síntomas...

  • Variaciones bruscas de temperatura
  • Ingestión de comidas picantes
  • Exponerse al sol
  • Tomar bebidas alcoholicas
  • Hacer esfuerzos físicos intentos y prácticas deportivas prolongadas
El tratamiento de la rosácea debe ir acompañado de medidas higiénicas concretas en las pieles sensibles:
  • Limpiar delicadamente el cutis con los dedos, utilizando un limpiador suave o un pan dermatológico sin jabón ni agua tibia.
  • Secarlo sin frotar con una toalla de algodón.
  • Hidratar la piel con cremas fluídas y evitar las cremas grasas, demasiado oclusivas.
  • Suprimir los cosméticos irritantes para la piel por su contenido de alcohol o de ácidos de frutas. No conviene hacer exfoliaciones, que irritan la piel y estimulan la aparición de rojeces.
  • Aplicar regularmente un protector solar de índice 30 o más de textura fluída al exponerse.
¿Qué hacer si la crema hidratante produce ardor?

Las personas con rosácea tienen la piel particularmente sensible e irritable. Por ésta razón deben usar cosméticos específicos para pieles reactivas.

¿Cómo camuflar las rojeces cutáneas?


Hay maquillajes especialmente pensados para cubrir las imperfecciones cutáneas. Las texturas fluídas son las más adecuadas.

Algunos polvos sueltos y maquillajes en barra elaborados para éste tipo de pieles contienen pigmentos verdes que neutralizan el color rojo, permitiendo de éste modo el camuflaje natural de las manifestaciones de la rosácea sin riesgo de agravarlas.

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