La obsesión por bajar de peso




















Se calcula que en cualquier momento del año aproximadamente el 38% de todas las personas del país están haciendo algún tipo de dieta o programa de ejercicios para “bajar de peso”. Esto significa que más de 1 de cada 3 personas desea lograr una reducción de su peso corporal y está dispuesta a sacrificarse de alguna manera para lograrlo.

Lo triste es que la gran mayoría de ellos, como un 95% de estas personas, terminan abandonando sus esfuerzos y fracasan en sus intentos de dieta o ejercicios. Son muy pocos los que lo logran, y mucho menos los que lo pueden mantener.

Mientras tanto los medios de publicidad nos bombardean a diario con las imágenes de modelos esqueléticas como símbolos de lo delgado que todos deberíamos de ser. Todo lo que vemos en la televisión y en la prensa nos indica que estamos “gordos” y que tenemos kilos de más.

En mi opinión muchas de las personas que se ponen a dieta fracasan solamente porque tienen una meta equivocada o una compulsión por “bajar de peso”. La idea de que el problema es que tenemos demasiado peso es una creencia equivocada. El problema general no es que tengamos demasiado peso, el problema es que tenemos demasiada GRASA y eso es lo que nos clasifica como “gordos”, la grasa.

Hay una diferencia importante que debemos reconocer antes de ponernos a dieta para luego sentirnos fracasadas porque no estamos “bajando de peso” como nos gustaría. La diferencia crucial está en saber fijar la meta correctamente. No es lo mismo “bajar de peso” que ADELGAZAR. Cuando el cuerpo “baja de peso” la pérdida puede ser de agua, músculo o grasa. La realidad es que lo único que nos interesa reducir es la GRASA. No queremos reducir el agua porque se nos deshidrata el cuerpo y se nos reduce el metabolismo lo cual eventualmente nos hará engordar. Tampoco queremos reducir los músculos del cuerpo porque si se reducen nuestra piel quedará flácida y con “pellejos”. Lo importante es reducir la GRASA. A eso se le llama “adelgazar” y eso es lo que realmente queremos lograr.

La gente tiene una compulsión con el peso de su cuerpo. Quieren, cueste lo que cueste, “bajar de peso”. Pero se les olvida que el cuerpo está compuesto de muchas cosas: agua, huesos, músculos, carne y grasa. Lo único que realmente queremos reducir es la grasa porque es la grasa la que nos hace estar “gordos”. La grasa excesiva también es la que tapa nuestras arterias y produce los ataques al corazón y la alta presión. La grasa excesiva es la que causa la “resistencia a la insulina” a los diabéticos y les hace imposible controlar su diabetes. Es la grasa excesiva la que hace que muchas mujeres sean infértiles o que tengan una menstruación dolorosa e irregular. La grasa es una sustancia necesaria pero cuando se acumula de forma excesiva ocasiona un montón de problemas hormonales y de salud. Lo que queremos reducir es nuestro exceso de grasa. O sea, adelgazar.

El peso nunca ha sido una buena medida para saber cuánta grasa contiene el cuerpo. Esto es debido a que el cuerpo humano es por lo menos 65% agua y el agua pesa mucho más que la grasa. La grasa no es una sustancia pesada y es por esto que la gente gordita flota en el agua con mucha facilidad. La grasa es una sustancia muy liviana pero el problema es que es VOLUMINOSA. O sea, ocupa mucho espacio. Por eso, tratar de medir los resultados de una dieta o de un programa de ejercicios con una pesa o con una balanza es exponerse a fracasar. Lo que realmente debemos observar, si estamos adelgazando, es la talla de ropa. Observar la forma en que nos queda la ropa no falla porque nos dice con claridad si realmente estamos reduciendo la grasa del cuerpo o no.

Por otro lado, cuando nos ponemos la presión de estarnos pesando el cuerpo ello nos crea una ansiedad que aumenta los niveles de la hormona cortisol y eso no nos permite adelgazar.

El estrés continuo de estarse pesando cada día ayuda a sabotear el esfuerzo porque la hormona cortisol nos reduce el metabolismo, nos da hambre y nos hace engordar.

Si querés hacer algo lógico y efectivo para adelgazar olvidate de la pesa. No peses tu cuerpo más de 1 vez a la semana y siempre tené presente que el problema no es “estar pesado”. El problema verdadero es estar “gordo” y eso no se puede determinar bien con una balanza.

Observá los cambios en tu talla de ropa. Si alguien te pregunta ¿cuantos kilos bajaste? sólo contestale “he reducido 2 tallas de ropa”. Nunca le des demasiada importancia al peso de tu cuerpo. Sí dále mucha importancia a poder ponerte esa ropa que tenías colgada en el ropero que ya no te podías poner porque te quedaba apretada.

Para colmo cuando una persona hace un régimen de ejercicios aumenta de peso (de hecho me pasó a mi. Desde que empecé a entrenar aumenté un kilo). Pero este aumento de peso es algo bueno porque al hacer ejercicio a la persona le crece su masa muscular. Los músculos pesan 2 ½ veces más que la grasa. Si los músculos aumentan se reducirá la grasa del cuerpo y vos adelgazarás. Aumentar la musculatura es algo bueno. La mejor forma de adelgazar es hacer la dieta correcta y acompañar el esfuerzo con una rutina de ejercicios.

Entonces, hoy te propongo que te olvides de tu peso. No es importante. Observá tu talla de ropa o el tamaño de tu cintura. Dále unas vacaciones a tu pesa (balanza) y ya vas a ver como adelgazás y aumentas tu nivel de energía.

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